Pulso silencioso

Hay discursos vacíos y silencios cargados de significado. A Tote, cuando habla, se le entiende a la perfección. Cuando calla también. Su risa satírica es tan locuaz como sus palabras, a veces mordaces, siempre sinceras. El mediapunta madrileño sigue en guerra con el máximo accionista individual del Hércules, Enrique Ortiz. Sus últimas declaraciones contra el mecenas blanquiazul días después del regreso a los terrenos de juego ante el Valladolid aún resuenan en los despachos del Rico Pérez. Ayer no quiso avivar un fuego que sigue quemándolo por dentro. Tampoco nadie lo aproximó a la hoguera, pero una frase, un gesto, vuelve a desnudar sus diferencias con un Ortiz al que hace menos de un mes tildó de «personaje», acusó de engañarlo con motivo de las importantes cantidades económicas que le adeuda el club y conminó a apartarse del horizonte del equipo.

La comparecencia de Tote ante los medios se ciñe exclusivamente a la actualidad deportiva del equipo, a sus sensaciones ante el nuevo año y el papel que puede jugar en la segunda vuelta del campeonato, una vez recuperado de su grave lesión de rodilla. Admite sin reparos que aún no se encuentra en condiciones de ser titular pese a emplear el parón navideño en limar la diferencia física que aún mantiene con sus compañeros. Ha trabajado sin descanso en Madrid junto a Kike Sanz, preparador físico del equipo y mano derecha de Mandiá, pero no se siente «al nivel de pelear la titularidad con nadie». «Me falta mucho», añade reflexivo, pero anuncia que «voy avanzando» y que haber jugado ya algunos minutos ante Valladolid y Numancia era algo que «necesitaba mi cabeza». «No pude aportar mucho», admite, pero sí «me dio confianza para ser uno más».

Tote asegura que «aceptará» sin rechistar el papel que le toque jugar y que nunca será un problema para el grupo. «Nunca lo he sido y menos con estos chavales y este entrenador», destaca el madrileño ante la posibilidad de que no cuente con los minutos que desea de aquí a final de curso. Su pensamiento sólo pasa por que «el Hércules esté arriba» y si para ello es necesario fichar «y el técnico quiere, ojalá le hagan caso». Otra cosa es su opinión personal sobre la presunta disposición de Ortiz a hacer un desembolso para reforzar la plantilla en el mercado de invierno, toda vez que el club está incapacitado para fichar a nadie por los administradores concursales y depende de su chequera para revitalizar el equipo de Mandiá.

«Los esfuerzos económicos son para otra cosa», espeta Tote tras tragar saliva, reírse por no llorar y prolongar un silencio que podía escucharse a kilómetros. De fondo, la deuda que sigue manteniendo el club con él y el resto de jugadores del pasado ejercicio que aún militan en la plantilla -Juanra, Peña, Tiago y Abel Aguilar-. Ante esta situación, y pese a que acaba contrato el 30 de junio, hablar de su futuro como blanquiazul le queda lejos hasta a él. «Soy muy mayor para pensar en eso. Lo que venga vendrá. Me centro hasta mayo en conseguir el objetivo y luego, a seguir disfrutando».

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