Mujeres sometidas a la tiranía de la belleza
Las españolas estamos especialmente preocupadas por nuestra imagen. Aparte de las cifras de intervenciones de cirugía estética (casi 400.000 al año), las encuestas dicen que somos las europeas más coquetas. Un reciente estudio del portal eDarling llegó a la conclusión de que somos las que más importancia damos al cuidado de nuestra imagen: gastamos entre 20 y 25 euros al mes en productos para el cuerpo. En el mismo sentido, la marca Serum7 llegó a esta curiosa conclusión en su informe Nuevos hábitos de belleza: casi la mitad de las españolas prefieren recortar sus gastos en ropa que limitar su presupuesto en cosméticos.
La actriz Carla Nieto reconoce sin tapujos que su rostro le ha abierto las puertas del cine y la televisión, pero cree que no hay que olvidar que lo esencial no es el aspecto físico. Myriam G. Yébenes vive rodeada de mujeres que acuden a su instituto de belleza en busca del rostro joven y perfecto. Cada una le otorga una importancia bien distinta al atractivo externo.
¿La belleza mueve el mundo?
No. Nunca el aspecto físico debe resultar lo más importante en la vida de una persona, considerar que la imagen externa juega un papel tan determinante puede resultar perjudicial. Debes sentirte lo mejor posible dentro de tu cuerpo.
MyriaYo, que me dedico profesionalmente al mundo de la belleza, observo que si al levantarte te sientes bella se produce una felicidad que se transmite al resto de las parcelas de tu vida.
¿El cuidado de uno mismo se ha convertido en muchos casos en obsesión?
Tengo que reconocer que hay personas ofuscadas con el espejo pero, por mi experiencia, pienso que son una minoría. La mayoría desea cuidarse y recibir asesoramiento para sentirse mejor, pero sin fanatismo.
Yo analizaré lo que está pasando en mi terreno, porque creo que se puede extrapolar a otros ámbitos. En el mundo de la interpretación observo esa fijación por alcanzar la perfección física. Existe una gran cantidad de personas que dan prioridad a lo externo y se olvidan de lo esencial, interpretar bien.
Pero Carla, ¿no crees que eso sucede porque si no respondes a unos cánones se te puede llegar a excluir profesionalmente?
Efectivamente, hoy se valora que seas guapa y, además, sexy. No entiendo cómo algo que es un regalo de la naturaleza prima tanto y se deja de lado lo que cada uno consigue día a día con su esfuerzo, el estudio o el trabajo.
El atractivo lo conforma un todo en el que entra también la personalidad, una sonrisa puede iluminar un rostro. Si eres bella pero muy desagradable, pierdes parte del encanto. Claro, que si eres fea y antipática, ahí tienes un problema.
Pero hay quien escapa a esa tiranía. A mi alrededor tengo casos cercanos de personas que, sin poseer un cuerpo o una cara 10 han destacado como profesionales.
Se señala a veces a los medios de comunicación como los culpables de mostrar imágenes de mujeres poco reales y fomentar esa búsqueda de la perfección.
Cuando era adolescente se produjo la explosión de los casos de bulimia y anorexia, y ya se culpaba a los medios de esa plaga. La sociedad es de una manera y los periodistas lo único que hacen es reflejar lo que ocurre en ella.
No los exonero de toda la culpa, pero pienso que los verdaderos responsables de inculcar los valores en las chicas son los padres. A mí me han educado para que estudiara y no pensara que mi belleza me iba a abrir ninguna puerta.
Hay muy mala formación en este terreno. Si nos enseñaran a cuidarnos desde pequeñas llegaríamos a la madurez en mejor estado.
Jamás recibí de mi madre una consigna para que me pusiera una crema, se preocupó más de que me formara en otros aspectos. El hecho de que ella restara importancia al físico me ha beneficiado a la larga.
¿Se nos exigen a las mujeres sacrificios titánicos para acercarnos al ideal de belleza?
Esa palabra, sacrificio, es la que utilizan mis amigas cuando me ven comer de una forma sana y frugal. Cada día tomo una cucharadita de aceite orgánico para mejorar mi piel y evito el trigo, porque me sienta mal. Para mí estos hábitos no resultan duros de cumplir, creo que esa es la clave, que lo que hagas no te suponga un esfuerzo.
Pues imagina si yo cuento mis rituales diarios. En la cara utilizo una crema inteligente, leche limpiadora, tónico, contorno de ojos, ampollas de soja, sérum, una hidratante y el maquillaje. En el cuerpo, sérum, loción reafirmante y un glicólico. Diariamente, mañana y noche. Si conviertes estos gestos en rutinas no resulta nada latoso.
Soy mucho más vaga, solo utilizo una crema hidratante y duermo con un sujetador especial para que no me salgan arrugas en el pecho. Y a veces me doy sesiones de oxígeno. Nadie debe sentirse culpable si no tiene en su casa mil botes de crema, aunque sea difícil resistirse al bombardeo de mensajes para comprar productos.
¿Y creemos que los cosméticos pueden producir milagros?
Existen dos tipos de mujeres, las que se crean demasiadas expectativas (y piensan que con un tratamiento van a rejuvenecer cinco años) y quienes son realistas. Hay que dejar claro que con constancia, buenos profesionales asesorándote y excelentes productos puedes mejorar mucho.
A todos nos iría mejor si nos dijeran que los milagros no existen y que cuanto antes te mentalices para estar a gusto con tu rostro y cuerpo, mejor.
Tenemos exceso de información y la gente está muy confundida.
Hay que usar un poco la cabeza y tener criterio propio. Cada vez se extiende más la figura del gurú que te guía sobre lo que tienes que comer o la mascarilla sin la que no puedes vivir. Hay que evitar caer en esas trampas.
Y por vuestra propia experiencia, ¿hay algún tratamiento de belleza que recomendaríais sin dudarlo?
Me reconozco una enamorada del bótox, me lo pongo desde los 25 años y no puedo entender la mala fama que tiene; yo me lo inyecto y no se nota. Y los tratamientos con radiofrecuencia son excelentes para reafirmar.
Para mí, el mejor cosmético es una buena alimentación, porque te vuelve bella por fuera y por dentro, mejora la cabeza y el cuerpo.
En el fondo, ¿todos los tratamientos de belleza nos venden una quimera, la búsqueda de la eterna juventud?
Yo he hecho un pacto conmigo misma para evitar la presión que sentimos las mujeres. Voy a intentar aparentar siempre la edad que tengo
Pero no hay que negarse a mejorar. Es imposible que una mujer de 50 años no tenga arrugas, aunque se puede acabar con la flacidez.
En esta sesión habéis posado ante la cámara de Alfonso Ohnur; si de vosotras dependiera, ¿utilizaríais el photoshop para mejorar vuestra imagen?
No, de ninguna manera, prefiero mostrarme como soy.
Yo prefiero algún retoque, ¡un poquito, por favor! (Risas.)
"Para mí el mejor cosmético es una buena alimentación."
Carla Nieto
"Me reconozco una enamorada del bótox. Me lo pongo desde los 25 años."
Myriam Yébenes
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