Jovenes creando empresas
Son sólo cuatro entre los 10 mejores, pero forman una muestra muy representativa. Los jóvenes de las imágenes han ganado, en esta cuarta edición, los premios Jóvenes Emprendedores Sociales, otorgados por la Universidad Europea de Madrid. Cumplen los requisitos a rajatabla: tienen menos de 29 años, sus empresas tienen, al menos, seis meses de vida y todos, cada uno a su manera, han tenido un impacto positivo en la sociedad española.
La mención especial del jurado fue a parar, a mediados de este mes, a Conchita Galdón. Su máster en Harvard culminó con una tesis basada en la mejor gestión de los procesos migratorios para promover el codesarrollo. Junto al mexicano Federico Lozano fundó, gracias a un premio a la Innovación Social de la Universidad de Stanford, Puentes Global, que «pretende conseguir que inmigrantes de bajos recursos que en la actualidad están desempleados encuentren nuevas opciones de desarrollo profesional como emprendedores franquiciados en América Latina», explica la joven.
También fomenta el emprendimiento de los más desfavorecidos la brasileña Daniela Méndez. Ingeniera de Sistemas por la Universidad FASP, de São Paulo y Project Manager, conoció, cuando vivía en Inglaterra, la organización internacional Center for Digital Inclusion (CDI), presente en 13 países, y decidió fundar un centro en España, su casa desde hace seis años.
Daniela bautizó su empresa Proyecto Actitud Fénix 2.0 y lo define como «un programa de coaching orientado a promover, a través de las nuevas tecnologías, la integración laboral y el espíritu emprendedor de los jóvenes e inmigrantes con menos oportunidades».
Internet es la base, asimismo, del negocio de Diego Hidalgo. Amovens es una plataforma que permite compartir su vehículoa los usuarios que realizan trayectos similares. «Lo vi como una manera de aportar una solución a los tres principales problemas que afectan a nuestra sociedad», explica; «la crisis, los elevados precios del barril de petróleo y los retos medioambientales».
Miriam Reyes es la fundadora de Cuentos para Aprendices Visuales, que «nace para dar respuesta al déficit de material adaptado a pictogramas para niños con autismo y otras dificultades de aprendizaje». «En mi opinión, cualquier emprendimiento debería ser social», expone la joven. «Debemos responder a las demandas sociales, no crear necesidades artificiales», continúa, y concluye: «Se puede vivir del emprendimiento social si diseñas una estrategia de viabilidad que sea sostenible en el tiempo».
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