Talking Heads los más emblemáticos de los 80

A la imagen de David Byrne como artista interdisciplinar, reputado director cinematográfico, oscarizado compositor de bandas sonoras, no le cuadra en demasía el papel de chico rebelde y un tanto paranoico que lidera un conjunto de los que tocan en pequeños clubes para una audiencia fundamentalmente punk. 

Y, sin embargo, él es el cantante y cerebro de un grupo neoyorkino de los que se movían por el CBGB y que posteriormente logra abandonar la escena underground de la Gran Manzana para transmutarse en una de las bandas más emblemáticas de los ochenta: Talking Heads

Si existe alguna cualidad digna de reseñar en esta popband, ésta es la inteligencia a la hora de mezclar influencias tan diversas como la new wave, el funk, la música africana o el jazz, cuando han de ubicar cada sonido en su lugar exacto o cuando han de dotar de organización al descontrol. 

Esa claridad de ideas permite la creación de piezas tan memorables como Once upon a time o Psycho Killer y de introsprecciones tan poderosas como I zimbra o Life during war time. A partir de 1984, decae el aspecto creativo, iniciándose una domesticación de su música hacia pautas más digeribles. 

Esta decadencia ha culminado con su decepcionante Naked, lo que abre interrogantes sobre su futuro. Tom Tom Club, seudónimo de otros dos miembros del grupo, Chris Frantz y Tina Weymouth, editaron su último elepé con Lou Reed y Byrne, el cerebro, embarcado hacia más latas cimas, no sabe, no contesta.

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