Un viaje en el tiempo

«Un experimento impulsa el sueño de los viajes a través del tiempo». El 30 de marzo de 2012, el osado emprendedor y aventurero Richard Branson, a través de Twitter y su blog en Virgin, lanza la provocación de decir que su empresa ha creado «una máquina del tiempo». Dice que «ahora podemos ir hacia atrás en el tiempo, pero no hacia adelante. Afortunadamente, podemos regresar al presente...». Una gamberrada, para mencionar de pasada actividades más reales de su empresa en turismo espacial y submarino.

Y entre un asunto y otro, el neutrino. El día del titular periodístico, la comunidad científica analizaba boquiabierta el experimento del CERN según el cual las partículas subatómicas viajan más rápido que luz, reventando los postulados de la Relatividad. Ayer se anunció la dimisión del responsable del desacreditado experimento. 

Es más probable que la broma de Branson sea para hacerse ver, tras la hazaña submarina de James Cameron (que ha bajado a la fosa de las Marianas, 11 kilómetros bajo el mar, 52 años después de la primera y única expedición) y el inminente lanzamiento de la primera nave espacial comercial, de su competidor Space X. 

Lo interesante es que son asuntos capaces de causar un notable impacto en la sociedad, pese a que sean difíciles de comprender. Son la expresión de un realismo mágico, que siempre ha jugado un papel esencial en la vida humana. Desde las supersticiones hasta las creencias más variadas y la necesidad de sentir el soplo de algo sobrenatural: algo que rompa la rutina de lo naturalmente asumido. 

Hay una interesante presentación del mago Marco Tempest (TED es una especie de think tank global, que monta espectaculares conferencias sobre el futuro, la tecnología y la estructura social. Habitualmente en inglés). Tempest utiliza una máquina de realidad aumentada para su espectacular presentación, mientras explica que «la magia es engaño y ayudar a creer». Una cadena invisible entre sucesos y emociones, que hace que estas «comprendan instintivamente». 

La gran máquina de realidad aumentada que ha modelado una nueva fe general en el poder de la ciencia es el cine. Aunque sea una impostura. Será anécdota, pero es significativo que los fans de Star Trek convencieran en 1974 al presidente Ford de rebautizar como Enterprise el primer shuttle (que nunca llegó a volar), originalmente llamado Constitution. Para bien o para mal, ese es el nexo para la mayoría, para depositar alguna esperanza en el avance de la Ciencia.

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